miércoles, enero 31, 2007

Pablo Milanes: "Los trovadores somos una especie de profetas"

"Los trovadores somos una especie de profetas"
guillermo gurrutxaga

Donostia. Pablo Milanés es cantante, compositor y músico. Pero su figura
trasciende de lo puramente artístico. Atiende la llamada de este periódico
desde un hotel de Barcelona, poco antes de acudir a un ensayo previo a su
concierto del Palau de la Música de la ciudad condal. Su pensamiento,
plasmado en canciones, pone ritmo a la contestación y la rebeldía. Él no
distingue entre públicos, considera que su revolución , palabra recurrente
en sus canciones, tiene el mismo sentido en su América Latina natal que en
la burguesa Europa. Porque aunque el mundo ha cambiado, considera que el
lenguaje de su música es el mismo, al igual que los sentimientos que genera
y que provoca que ésta sirva, por igual, para que surjan y mueran historias
de amor. Quienes mañana acudan al Kursaal de Donostia (20.00 horas)
disfrutarán de un repaso a su larga trayectoria y tendrán ocasión de
escuchar canciones inéditas de su próximo disco.

El mensaje contenido en sus letras ha inspirado a muchas generaciones. ¿Pero
quien hoy es adolescente o tiene 20 años escucha a Pablo Milanés?

Yo creo que no es un problema generacional sino de lenguaje. Y el lenguaje
de la nueva canción en general, tanto la europea como la latinoamericana, ha
trascendido las etapas y las generaciones y se ha hecho comprender por
todos. Hay recitales en los que veo a nietos, padres y abuelos, lo cual es
impresionante.

Sin embargo, el compromiso social, el mensaje revolucionario que contienen
sus temas no está de moda.

Sí, pero los trovadores no somos precisamente el ejemplo de lo que está
pasando en la sociedad. Somos pensadores, reflexionamos sobre lo que pasa,
somos predicadores sobre lo que está pasando... El trovador, sin quererlo,
se convierte en una especie de profeta y ésta ha sido además la función del
trovador siempre. Desde los tiempos del medievo, el trovador iba pregonando
lo que ocurría a su alrededor y fue un cronista de los acontecimientos
cotidianos de su región.

Habla de la trova. Usted fundó junto con Silvio Rodríguez y el fallecido
Noel Nicola lo que llamaron la Nueva Trova Cubana. ¿Este movimiento musical
sigue vigente?

Yo creo que sí. Hay nuevas generaciones que siguen manifestándose a través
de sus lenguajes, de lo que le correspondió a cada uno en función de su
época, de las circunstancias históricas que corresponden a cada uno. Pero
creo que las esencias continúan siendo las mismas, el afán de cantar a la
patria, con todas sus consecuencias, con todo lo que atañe al momento que
estamos viviendo, a la mujer, al amor... Creo que son temas que se expresan
en la canción cubana y que nunca han dejado de hacerlo. Son premisas que
están ahí latentes.

Habitualmente se ha dicho que su relación con Silvio Rodríguez no es buena.
¿Qué hay de cierto?

Lo que pasa es que Silvio y yo ya no andamos juntos. Él ha tomado su rumbo y
yo el mío, al igual que muchos trovadores que antes andábamos e íbamos a
todas partes sin separarnos... Sara González, Noel Nicola, Eduardo Ramos,
Martín Rojas... Ya no andamos así. La gente especula mucho pero Silvio y yo
tenemos la misma relación de siempre, solamente que no trabajamos juntos.
Tenemos una relación normal.

Junto con el compromiso social el amor es la otra gran temática de sus
canciones. Una de ellas, Yolanda , se ha convertido en todo un himno. ¿Es
Yolanda un nombre de creación o realmente existió esa mujer?

Sí, Yolanda es la madre de mis tres hijas mayores. Estuvimos casados entre
el 68 y el 74 y tuvimos tres hijas. Fue un amor maravilloso hasta que nos
divorciamos pero guardo un recuerdo maravilloso de Yolanda, es una
extraordinaria amiga. Hoy en día la quiero muchísimo. Todas las canciones
mantienen el mismo cariño y el mismo amor que las hice.

Eternamente Yolanda dice la canción. Pero lo cierto es que usted se ha
divorciado... ¿Cuántas veces?

Sí, me he divorciado cuatro veces. Mi visión del amor es que tiene que ser
lindo, tiene que ser bonito y tiene que llenarte la vida. Si no lo hace, no
debería existir y nada puede comprometer al amor que no pueda ser el propio
amor. No pueden hacerlo la familia, los convencionalismos, el juramento
eterno del amor... No puede ser nada de eso, tiene que ser el propio amor
cotidiano que se exprese con profundidad. Si no es así, es preferible
cortarlo. Y eso es lo que he hecho y han hecho mis parejas siempre, y ha
sido beneficioso para los dos.

"El tiempo pasa nos vamos poniendo viejos". Siguiendo la canción, ¿a sus 63
años hay algo que ya no consiga reflejar como ayer?

Esa canción nació en unas circunstancias muy concretas. Aunque sí, se ven
algunas nostalgias, pero bueno, el presente es lo más importante. El
presente y las ganas de vivir. Yo me siento como un niño, me siento joven,
me siento mentalmente joven, físicamente también me encuentro muy bien y
esas son las cosas importantes. El pasado hay que recordarlo con amor pero
echárselo al hombro, no en un saco atrás, en la espalda, y cargar con él,
pero como parte de las cosas que ya fueron y no volverán. Hay que entregarse
al futuro, al presente, y vivir la vida plenamente, que es corta. La vida,
como decía un poeta mexicano, es un pedacito de felicidad que nos regala la
muerte.

En sus temas se entremezclan la angustia y la esperanza. ¿Qué prevalece en
usted?

Es un juego muy ambivalente. Por un lado, trato de expresar toda la angustia
ante lo que significa el paso del tiempo y la muerte. Pero vivir también
consiste en el disfrute de saber que la muerte es inevitable, que el paso
del tiempo es inevitable y que hay que vivir la vida por sobre todas las
cosas.


continua:
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