En una barriada de Bagdad, los niños imitan el enfrentamiento sectario que desgrana a Irak
Hace un año, un joven armado irrumpió en la estancia de la casa de Ali Hussein y sacó un arma. La cabeza del intruso estaba envuelta en una bufanda, con una estrecha ranura para los ojos. Su ropa era totalmente negra, el atuendo favorito de una poderosa milicia musulmana chiíta. Se presentó a sí mismo como el comandante, gritando la plegaria “Dios es más grande” y advirtió a los musulmanes sunnitas que no respondieran al ataque
miércoles, enero 17, 2007
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