martes, noviembre 28, 2006

Sesenta años de Silvio Rodríguez en la Plaza Vieja de La Habana

Sesenta años de Silvio Rodríguez en la Plaza Vieja de La Habana
"Nunca me interesaron mucho los escenarios. Hago los conciertos y se llenan,
pero la lectura que hago de eso que llaman éxito es que soy una especie de
compañero de la gente, a quien le dio por cantar y tuvo la suerte de
escribir canciones que gustaran" (Silvio Rodríguez).
osmar gomes da silva (inSurGente)



Cerca de la localidad cubana de San Antonio de los Baños, ciudad
cinematográfica por excelencia, nació el 29 de noviembre de 1946 un bebé al
que se bautizó como Silvio. De carácter tímido, pero no huraño sino huidizo,
el adolescente sintió el suave contacto con las musas de la canción,
mientras escuchaba discos de los Beatles y Johnny Mathis (este último un
crooner norteamericano bastante meloso, aunque dotado de un excelente
registro vocal), que según el autor de piezas tan eternas como Óleo de mujer
con sombrero, le influyeron de forma definitiva para años mas tarde llegar a
ser un más que reconocido guitarrista, compositor, cantante, poeta,
dibujante, diputado y ahora también productor de cine. El trovador cubano
llega a los 60 años, tan pletórico de ideas y proyectos como cuando, en
plena juventud, se convertía en miembro fundador de la Nueva Trova,
conglomerado humano del que emergieron decenas de intérpretes que, excepto
Pablo Milanés y el propio Rodríguez, no han recibido el reconocimiento que
merecen. Hombres y mujeres como Noel Nicola, Sara González, Vicente Feliú,
Pedro Luis Ferrer, Augusto Blanca, Miriam Ramos, Amaury Pérez, forman parte
de esa hermosa y gran historia de una generación a la que la Revolución
marcó para siempre.

La Nueva Trova fue dejando sitio a las nuevas generaciones, talentos que
también desde muy jóvenes tomaron no el relevo, sino las guitarras y los
micrófonos, para continuar la tarea de lograr una canción que fuera tan
cubana como el son, la guaracha o el mambo. Esos trovadores, en cierta forma
tan herederos involuntarios de las estrellas del fílin, como rendidos
admiradores de Serrat o Aute, se reúnen desde hace años en el Centro Pablo
de la Torriente Brau, donde bajo el sugerente título de A Guitarra Limpia,
se realiza una más que plausible labor de promoción de la trova nacional e
internacional. El acogedor lugar, muy cerca de la cada vez más hermosa Plaza
Vieja de La Habana, fue el escenario donde los pasados días 25 y 26 de
noviembre, se reunieron mas de cuarenta colegas de Silvio, para felicitarle
sus sesenta años de la forma mas adecuada: cantando sus canciones.

Un lleno hasta la bandera acogió las dos tardes templadas habaneras. En la
primera de ellas, además de entregarse los premios anuales que concede esa
institución, dotando con becas a quienes combaten con la guitarra por
salvaguardar la belleza que supone un mundo mejor, sonaron, coreados en olor
de multitudes, temas que forman parte ya de la memoria colectiva: Unicornio,
Te doy una canción, Ojalá, La Silla, La era está pariendo un corazón,
Pequeña serenata diurna, El mayor, etc. etc. Mientras cantaban tantos
trovadores, algunos desgraciadamente desconocidos en España, pensaba en el
terrible contraste que suponen la mediocridad, la inanidad, la inutilidad de
tantas falsas estrellas, cuyos videos se programan con cierta e insólita
frecuencia en la Televisión Cubana. Por eso me alegro de que, a pesar de
esas descargas de tanta música lamentable, Silvio sea el referente de
cientos de jóvenes que, al lado de muchos de los compañeros de fatigas y
alegrías de tiempos pasados, cantaron en esas tardes más de cuarenta temas
firmados por el autor de Te amaré.

Víctor Casaus, escritor, poeta y responsable del Centro Pablo de la
Torrriente Brau, entregó al homenajeado un hermoso pergamino en el que,.
parafraseando a Bertold Brecht, se decía: Hay hombres que canta un dia y son
buenos. Hay quienes cantan un año, y también lo son. Hay incluso que cantan
muchos años, y son excelentes. Pero los hay que cantan toda la vida: esos
son los imprescindibles.
Ojalá (como canta Silvio) todos aquellos trovadores que se dieron cita esas
dos hermosas tardes, continúen toda la vida con la guitarra como arma de
construcción masiva, como arma de destrucción de miseria, de envidias,
rencores, odios, guerras y sangre. Hombres y mujeres a quienes admiro
profundamente porque, desde un discreto pero excelente trabajo, de forma
callada y permanente, ayudan a que quienes amamos la música podamos tener
una vida más hermosa.
Gracias a Gerardo Alfonso, Erick Sánchez, Santiago Feliú, Juan Carlos Pérez,
Jorge García, Heidi Igualada, Inti Santana, Dúo Cofradía, Diego Gutiérrez,
Alberto Faya, Diego Cano, Yamira Díaz, Silvio Alejandro, Fernando Bécquer,
Dúo Karma, Lázaro García, Charly Salgado, Tony Ávila, Dúo Janet y Quincoso,
Frank Delgado, Vicente Feliú, Ariel y Amanda, Alain Garrido, Junior
Navarrete, Ángel Quintero, Enriquito Núñez, Ireneo García, Alejandro Valdés,
Norge Batista, Pavel Poveda, Samuel Águila, Augusto Blanca, Ihosvany Bernal,
Leonardo García, Ariel Barreiro, Pepe Ordaz, Lien y Rey, José Antonio
Rodríguez, Carlos Varela, Manuel Argudín, Marta Campos y Eduardo Sosa. Todos
ellos dueños de una obra personal y de un talante profesional impecables.
Todos ellos han alzado la copa de sus versiones por el aniversario de su
amigo y colega. Todos ellos son como sesenta Silvios, aunque uno sólo sea el
que lleva el apellido de Rodríguez. Felicidades a todos por esas dos
inolvidables tardes.

Y a ti, admirado amigo Silvio, qué puedo decir, sino desearte lo mejor y
lamentar que, por un viaje relámpago a Madrid, no pueda estar entre los
miles y miles de personas que levantarán la sonrisa el próximo día 30, en la
Tribuna Antiimperialista del Malecón habanero, para cantar contigo y con
decenas de artistas más de Cuba y de todo el continente latinoamericano, por
los ochenta años de una personalidad tan ejemplar y querida como la de
nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro. Por favor, dadle un abrazo en mi
nombre.

FUENTE:
http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=27214

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