viernes, noviembre 03, 2006

Amaury Pérez: Cautivante como la trova

Por Sofía Quintero
SALTILLO, COAH. OCTUBRE 31, 2006 (VANGUARDIA).- La pasada noche del lunes se
presentó en nuestra ciudad uno de los más reconocidos representantes de la
llamada nueva trova, el cubano Amaury Pérez; quien regaló a los asistentes
una noche maravillosa plasmada de melancolía, amor y recuerdos, acompañado
de los perfectos acordes de su inseparable guitarra.

En punto de las 20:30 horas apareció un hombre con paso firme sobre el
escenario. Su cabello era cano y los años aunados a la experiencia estaban
marcados en las arrugas de su rostro; no era ya aquel joven que al lado de
Silvio Rodríguez y Pablo Milanés dio a conocer el canto nuevo cubano.

Aunque su apariencia no es la de aquel muchacho que hace más de 30 años
salió de Cuba, su pasión y su entusiasmo se conservan intactos. Su propósito
en la vida fue marcado hace mucho tiempo y haciendo caso al corazón, Amaury
se ha dedicado a compartir su música y sus canciones alrededor del mundo.

Su concierto no es un espectáculo asombroso y es mucho más que un show de
popstars estadounidenses; es una convivencia sencilla, un encuentro entre
viejos amigos. En cada interpretación Amaury entrega el alma y comparte un
poco de su vida, habla tanto o más de lo que canta, pero al final eso no
importa, vale la pena escucharlo pues es un hombre divertido y sensible, es
un soñador.

La velada que pudieron disfrutar los saltillenses, fue mágica y los
ingredientes para conseguir ese resultado fresco y endulzante, no sólo
fueron patrocinados por el cantante, también contribuyeron los cientos de
asistentes que aunados a la acogedora apariencia del Paraninfo del Ateneo
Fuente, hicieron de una noche regular, una inolvidable.

Amaury Pérez compartió algunas de sus anécdotas más cómicas, románticas y
embarazosas; habló de sus entrañables amigos, de su amada compañera, de sus
hijos, de la vida y muerte de su padre y de las experiencias que ha
recolectado en países como Yugoslavia, Ucrania, Francia, Estados Unidos y
por supuesto México.

Agradeció cada sonrisa, cada aplauso, la risa de la gente; porque aunque sus
chistes eran buenos y malos, la gente reía con él y Amaury se sintió
satisfecho de decir sí a una invitación tan cordial como la que le había
hecho la Universidad Autónoma de Coahuila.

Hay mucho que agradecerle a la vida y al arte, porque nos convierten en
seres humanos, y eso nos diferencia del resto de los seres vivientes del
planeta. Pero si algo se debiera agradecer a Amaury Pérez es que comparta un
pedazo de su corazón con la gente que lo conoce a través de sus canciones.

Ayer por la noche descubrimos que se debe amar profundamente y sufrir mucho
para poder escribir como lo hace él.

"Cuando papá murió en febrero, después de una larga sequía, comenzó a
llover; yo estaba enojado con Dios porque me había arrebatado a mi padre,
entonces mi hijo de apenas 8 años me dijo: "Papá, no estés triste, Dios
también llora por la muerte del abuelo. Y yo le dije: Dios no llora, a lo
que el respondió por eso llueve papá, y yo ya no pude decirle más".

Esas fueron las palabras que conmovieron a una multitud enamorada de Amaury
hombre, cantante y trovador.

Interpretó canciones que muchos jamás habían escuchado, pero también las que
lo volvieron famoso como "Dame el Otoño", "Acuérdate de Abril" "Abecedario",
"La Romanza de la Niña Mala" y por supuesto "Hacerte Venir", la cual fue
opacada en eufóricos aplausos.

Cuando desapareció del escenario, los saltillenses esperaban de pie a que el
cubano regresara y así fue como después de interpretar sólo 9 canciones,
terminó su concierto con 14 temas que todos seguramente guardan en su
memoria y corazón.

"Mi hijo, el mismo que a los 8 años me consoló por la muerte del abuelo, a
los 27 años me dijo: '¿A dónde tú vas papá?. Y yo le contesté: voy hasta
México a un lugar que se llama Saltillo, Coahuila. '¿Hace falta ir tan lejos
para un solo concierto papá?'. A lo que yo respondí: sí hace falta, porque
en Saltillo me espera la alegría".

Después de escuchar palabras como esas, cualquiera termina por entregarle
más que la admiración, el alma y el corazón a un cantante que no necesita de
una orquesta, le bastan la guitarra y el sus sentimientos, para llenar un
sencillo y respetado escenario.

FUENTE:
http://srv2.vanguardia.com.mx/hub.cfm/FuseAction.Detalle/Nota.577509/SecID.28/index.sal

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