viernes, noviembre 03, 2006

Llach se despide de Girona con un recital íntimo

Llach se despide de Girona con un recital íntimo
El cantautor de Verges ofreció cinco bises tras ser aclamado por el público en pie


FERRAN COSCULLUELA
GIRONA
Solo una ciudad como Girona se atreve a compaginar las fiestas patronales con la celebración del día de Todos los Santos sin caer en la depresión más profunda, y solo un artista de la talla de Lluís Llach es capaz de ofrecer un concierto la misma noche en la que se juega un Barça-Chelsea sin que quede una butaca vacía.
Y es que el músico de Verges (Baix Empordà) tiene una relación muy especial con Girona, tal y como demostró en el recital de despedida que dio en la noche del martes en el nuevo Auditori. Hasta cinco bises tuvo que hacer Llach, aclamado por un público en pie --el aforo de la sala Simfònica es de unas 1.200 personas--, que se entregó por completo a las confidencias del artista.
Fue una despedida íntima, entre amigos, llena de recuerdos y de lugares comunes, en la que el trovador militante y combativo se combinó con el poeta nostálgico que, canción a canción, dejaba retales de sí mismo y de su infancia feliz en el Empordà durante los grises años del franquismo. "Cantar ha sido una gran suerte, estar aquí tras 40 años es un privilegio, y que hayáis venido supone un milagro", dijo Llach nada más empezar, dando muestras de que el adiós iba en serio.
El repertorio continuó por estos derroteros, haciendo un repaso a las grandes cuestiones que han movido a este músico que se declara "fascinado por el ser humano". Con canciones como Geografia --"mi mapa de carreteras", dijo--; Un núvol blanc, dedicada a su madre; Tinc un clavell per tu, metáfora de su relación con el público; Veritat i mentida, punta de lanza de sus críticas a un sistema "manipulador"; Maremar; Potser el desig y Tendresa, títulos que hablan por sí solos, Llach dejó caer uno a uno los pétalos de su biografía sentimental sobre el escenario.
Para aderezar tanta confidencia, y en armonía con la calidad acústica del local, el cantautor de Verges ofreció los temas de su último disco, i., junto con sus canciones de siempre con arreglos y ritmos actualizados. Magníficamente acompañado por Laura Aymerich, Anna Comellas (chelo), Jorge Cuscueta (saxo), Dani Forcada (percusión), Marc Prat (contrabajo) y Laly Rodríguez (guitarra), el cantautor lo pasó un poco mal en los últimos compases del concierto a causa de una ligera gripe que le irritó las cuerdas vocales (no teman, nada que ver con Sabina).
Las más de dos horas de concierto, enmarcado en las actividades del Festival Temporada Alta, emocionaron a un público veterano, que años atrás habría acogido con más entrega la invitación del artista para que todos cantaran ese himno a la despedida que es Que tinguis sort. Este tema, junto con Viatge a Ítaca y la canción dedicada al fallecido poeta Miquel Martí i Pol (Que segueixis bé), cerraron un concierto que convirtió un adiós en una celebración.
FUENTE: EL PERIODICO DE CATALUNYA
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=352716&idseccio_PK=1026&h=061102

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