sábado, octubre 28, 2006

Llama Sabina a mexicanos a derribar muro fronterizo


Tan viejo lució ayer Joaquín Sabina que necesitó de bastón, y tan joven, que arengó a los mexicanos a que se unieran a él para ir a tirar a “patadas” el muro que construye el gobierno de Estados Unidos en la frontera con México.

En el Distrito Federal, donde el lugar más próximo queda muy lejos en horas pico, y más aún, cuando hay lluvia, los fans de Sabina llegaban tarde a su concierto. Ataviado con bombín, con la playera del concierto, el paraguas y el celular en mano caminaban aprisa alrededor de las 21:00 horas.

A sus 57 abriles rabados, Sabina se reencontró después de cuatro años de ausencia. con su público mexicano, que agotó los boletos para los dos concierto que ofrece en el Auditorio Nacional. La ausencia no fue voluntaria, sino producto de una crisis en la salud del cantautor, quien se veía encorvado, con abultados caches y una barba encanecida.

Al igual que los otros rockstars seniles, como Bob Dylan, Paul McCartney y los Rolling Stones-, su voz en un auditorio es un retrato de Dorian Gray.

Un desnivel estridente al inicio del concierto auguraba una noche de rabietas, también estridentes.

Al ritmo de “Aves de paso”, canción con la que abrió, se olvidaron los agravios del tráfico.

Su voz mejor que nunca: ronquísima

En contraste con la textura de su piel, el cantautor español vistió un traje gris -posiblemente un guiño a la canción- impecablemente planchado y su clásico bombín burgués. En su mano derecha portaba un bastón, el cual azotó iracundo varías veces al ritmo de sus primeras canciones.

A diferencia de su atuendo, el escenario era llano. De fondo, una pintura de un gran barco de vapor navegando frente a un puerto, y dos pantallas que no se cansaban de hacerle close up

Hizo una pausa para hablar de los centenares de migrantes españoles que México acogió durante la guerra civil española, agradeció a Lázaro Cárdenas y reflexionó sobre el muro que construye el gobierno de Estado Unidos en la frontera con México. Propuso que él acompañado de miles “por qué no millones” de mexicanos lo echaran abajo y después interpretó “Pie de guerra”. La ovación fue una de las más largas de la noche.

Tras declamar versos de su autoría y cantar algunas de sus más populares canciones, “Calle melancolía”, “Una canción para la Magdalena”, “Ahora qué”, “Y sin embargo te quiero”, para agradecer los coros del público, dijo que traía bombín para estos momentos: se lo quitó.

Intempestivamente, estalló de ira

Ya había habido varías señas de su corista Olga Román, de molestia hacía el guitarritas Antonio García de Diego, quien equivocó más de una vez la nota. Pero todo explotó con dos zumbidos durante la interpretación “Nos sobran los motivos”, tras el término abrupto de la canción, Sabina soltó un “no es posible”, aventó su guitarra acústica al suelo y se fue molesto detrás del escenario lanzando maldiciones. Regresó pidiendo disculpas por “accidentes de sonido”.

Dos canciones más y Sabina, con un semblante molesto, se despidió con seco “buenas noches”. El público de pie gritó su nombre hasta que García de Diego regresó a interpretar “A la orilla de la chimenea” y tras calmar la público volvió Olga con otra canción, “Llueve sobre mojado” y después Sabina, que regaló cinco canciones más y se fue, quitándose el saco, el sombrero, a paso de anciano cascarrabias, dejando un auditorio gritando su apellido.

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