viernes, noviembre 30, 2007

El primer recital de Silvio, hace 40 años

El primer recital de Silvio, hace 40 años
Por: Rafael Lam
29 de Noviembre, 2007
(Cubarte).- El trovador Silvio Rodríguez celebró este año el aniversario 40 de su primer recital. La fecha exacta del encuentro fue el 1º de julio de 1967, en una Habana muy distinta a la que hoy vemos. Por esos días Juan Formell se unía a Elio Revé en el proyecto changüisero. El combo de Senén Suárez llega a la cima con su visita a la Expo 67 de Montreal. Otros artistas de moda: Martha Strada, Elena Burke, Aragón, Estrellas Cubanas, La Ritmo Oriental, Neno González, Pello el Afrokán con el Mozambique, Pacho Alonso, Juanito Márquez con el pa´cá, el ritmo dengue tocado por Roberto Faz y su conjunto y la Orquesta Cubana de Música Moderna inaugurada el 29 de abril. En mayo se organizó el resonante Salón de Mayo, en el Pabellón Cuba. En el hit parade del programa Nocturno, estaban: Rita Pavone, Los Meme, The Mamas and the Papas, Los Brincos, Los Bravos, Los Bucaneros, Rolling Stone, Charles Aznavour. Se hablaba de un a decadencia de la canción popular, de una situación extranjerizante en la radio.

Silvio ya había pasado por la televisión en 1966 con el programa Mientras tanto, dirigido por Eduardo Moya
“El recital se celebró en el Museo de Bellas Artes –escribió hace diez años Manuel González Bello-, aquella noche fuimos convocados por la trovadora Teresita Fernández y nosotros, organizado por el mensuario El Caimán Barbudo, creado en 1966, celebraba su primer aniversario. Así, flaco y tímido entró Silvio en la sala, acababa de salir del Servicio Militar, contaba con 20 años, una guitarra, 123 canciones compuestas y muchas ilusiones. Silvio puso de manifiesto sus canciones los mismos principios señalados en el documento Nos pronunciamos”.

Silvio cantaba una canción y los poetas decían sus versos, esos poetas eran: Wichy Nogueras, Guillermo Rodríguez Rivera, Iván Gerardo Campanioni, Félix Contreras, Félix Guerra y Víctor Casaus quien dirigía la presentación. Proyectaba su corto cinematográfico (¿clip?) filmado en el parque Almendares a partir de La Ronda cantada por Teresita Fernández. En las paredes se proyectaban fotos y otras imágenes del gallego dibujante Posada, de cinco jóvenes creadores del Departamento de Cinematografía del ICRT y del fotógrafo Peroga.

Las canciones que Silvio interpretó fueron: No soy, Como un sueño triunfante, Nuestra ciudad, Muerto, Quédate, Es sed, Y anoche, Y nada más, ¿Por qué?, La leyenda del Águila. La mayoría eran de temática amorosa, excepto las dos últimas que, de corte social, asumirían franco matiz de denuncia de la discriminación racial y de la guerra de Viet Nam, según datos tomados de la investigadora Clara Díaz. Una de las canciones de Silvio decía:

Voy a cantar para que escuchen mi canción
Como una aguja que traspasa la razón.
Escuchen la negra historia, la leyenda de la muerte
Que narran los moribundos desde allá.

Uno de los temas amorosos decía:

Anoche dormí tranquilo yo
Anoche estaba cerca, no,
Anoche quise tenerte, quise besarte,
Soñé contigo donde estés,
Y me dormí después.

Con cierto aire rockero Silvio también cantó:

Hay una bruja amiga mía y vieja
Que vive en un viejo castillo y sola.
Le pregunté qué parecía mi razón
Y dijo es sed, es sed, es sed de amor.

“Esta fue una época de descubrimientos”, -dijo Silvio después del recital-. En donde un grupo de Colones que no excedían de 23 años, andaba descubriendo Mediterráneos y echándole el ojo y la garra a cuanto había en el mundo”.

En el periódico Juventud Rebelde del 1º de julio de 1967, publica una entrevista a Silvio donde el trovador declara: “Los compositores cubanos deben superar las letras de sus canciones. En Cuba hay compositores que han hecho y pueden hacer mejores cosas todavía…Las actuales letras de muchas canciones son insustanciales, frases hechas que se han venido diciendo desde siempre…Mis pretensiones en el campo de la canción son las de acostumbrar a los jóvenes cubanos y al público en general, a un tipo de creación musical nueva, con más calidad, sin menospreciar la tarea de muchos compositores cubanos actuales, que tienen un bien ganado lugar en la preferencia del público”.

Guillermo Rodríguez Rivera, catorce años después (1981), se refirió a este recital exponiendo que con esta presentación comenzaron los recitales de poesía y canción. “Y no me olvido de otro, realizado en la Biblioteca Nacional en ese mismo año 1967, dedicado a poemas y canciones de amor, para el que incluso, algunos de nosotros escribimos textos que Silvio musicalizó. O mejor, Silvio nos dio música que nosotros textamos. Recuerdo, de aquel experimento, Para mirar nacer, con versos de Casaus, y El pobre amor, que escribí yo mismo. Pero pronto se vio que Silvio no necesitaba de nosotros textos ni de los de nadie; era, simplemente, otro poeta. Sólo que un poeta-músico igual que los antiguos y errantes trovadores de que hablaba Gumersindo Garay”.

Clara Díaz manifiesta que “este recital tuvo una significación peculiar, al estar concebido por un grupo de jóvenes intelectuales que se mantenían a la vanguardia en sus concepciones sobre la creación. Conformaría además un espectáculo integral, en donde a la poesía y a la canción se sumaron otros elementos del espectáculo artístico.
Fuente: CUBARTE

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